Mercado del Val © pedro ivan ramos martin luz10

En blanco y, sobre todo, negro

Verán, he de confesarles que últimamente no ando yo muy iluminado y que los días se me pasan sin encontrar un motivo -ni tiempo, la verdad- para ponerme a teclear en este rincón de la red de redes. Será que estoy otoñal o que me ha abandonado la inspiración, o las dos cosas o qué se yo qué será.

El caso es que el otro día por azares del destino tuve que ir a San Benito y me encontré frente a frente y cámara en mano con un moribundo que espera su humillante final: el otrora fornido y apuesto Mercado del Val de Valladolid.

Mercado del Val, un día cualquiera.

Mercado del Val, decadente, un día cualquiera.

Por alguna razón siempre me han gustado los mercados. Quizás por mis recuerdos coruñeses e infantiles de la Plaza de Lugo o la Plaza de Elviña, mercados que fueron masacrados como va a serlo el protagonista de la entrada de hoy.

En los mercados uno siempre ha respirado ese recogimiento, esa intimidad, ese entrar en un lugar ajeno a la ciudad y que es en sí un microcosmos de pequeños y personalísimos cubículos donde poder comprar como se había hecho toda la vida.

Reconoceré aquí que comprando en un mercado soy un desastre. Que el descubrir que señoras aparentemente respetables tengan un afán incontenible por colarse en una cola es algo que me deja perplejo. Que si pregunto quién es el último, habitualmente, nadie me contesta -si, es muy triste-. Que desconozco los códigos secretos que permiten hacer cola en tres puestos a la vez. Que las aglomeraciones de gente me marean… todo eso unido a que dificilmente digo no a nada, por lo que soy presa fácil para un tendero despiadado, hacen de mí un perfecto incompetente en estas lides.

Mercado del Val, un día cualquiera.  pedro ivan ramos martin. luz10

El Val, hoy cerrado.

Pero me gustan los mercados.

Me gusta el olor que hay en ellos, me gusta el colorido de las mercancías expuestas. por supuesto me gustan las texturas que hay por todos lados. Me gusta la colonización que de cada puesto hacen sus ocupantes. Me gusta que los mercados no sean asépticos, que tengan alma y la pátina que sólo el paso del tiempo puede dejar.

Mercado del Val, un día cualquiera.  pedro ivan ramos martin. luz10

pues qué raro.

Me gustaba el Mercado del Val, como me gustaba La Plaza de Lugo o la Plaza de Elviña. Y como esas plazas gallegas, el destino va a ser cruel con un magnífico edificio de 1882.

Porque el destino que le espera no va a ser el del mercado de la Boquería, que al menos es un mercado, por ejemplo. No. El destino que le espera es algo que por pudor y por vergüenza torera no me atrevo a explicar en un blog entregado en cuerpo y alma al disfrute estético.

Mercado del Val, un día cualquiera.  pedro ivan ramos martin. luz10

Estaba yo haciendo esta foto cuando, de repente…

Pero les voy a contar una cosa: cuando estaba haciendo las fotos, una voz me sobresaltó:

-¡Joven!, ¡joven!, ¿eres del periódico?

El que a estas alturas a uno le llamen joven no es algo desdeñable. Es casi un milagro así que a pesar de no estar muy seguro de si ese ser humano se dirigía a mí, me giré y vi a una señora con una especie de abrigo-bata (no sabría clasificarlo adecuadamente) de color rojo, pelo corto teñido de amarillo como no podía ser de otra forma, mediana estatura, astuta mirada y carrito de la compra.

-Pues no, señora.

Por un momento pensé en proclamar orgullosamente que del periódico no, ¡que yo era de luz10!. Tras sopesar el ridículo que supondría el decir eso e imaginar la cara de boniato con la que me miraría mi desconocida interlocutora, decidí no hablarle del blog.

-¿Y para quién son las fotos?

-Pues para mí, que soy rarito.

– Ah… ¿pues sabes qué te digo? que aquí, aquí tenían que venir los del periódico. ¿Pero tú sabes lo que van a hacer? ¡van a quitar los ladrillos! ¡VAN A PONER CRISTALES CON PEGATINAS!

Mercado del Val, un día cualquiera.  pedro ivan ramos martin. luz10

La reinterpretación del paño de ladrillo va a ser de aúpa

Comencé a sospechar que bajo esa apariencia apocada se escondía una señora que ni era arquitecto ni tenía nada que ver con tan vilipendiada profesión así que decidí que lo que me disponía a escuchar iba a ser de lo más interesante.

-¿Pero qué me dice? con lo bonito que era este edificio

– Qué destrozo. Qué desatino [suspiro]. A la fuente. Vete a hacerle fotos a la fuente, que seguro que también la quitan. ¡Ay, hijo, qué lástima!

-errrmmmhhh… ¿la fuente?

-Si, si. La fuente. Vete a la puerta del lateral -estábamos en la que da a San benito- y allí verás la fuente. ¡Cristales con pegatinas!… ¿no tendrán otra cosa mejor que hacer? qué manera de estropear el mercado.

Mercado del Val, un día cualquiera.  pedro ivan ramos martin. luz10

De la fuente, como del espíritu del mercado, no quedará ni rastro

No podía estar más de acuerdo con esa sabia mujer. Estoy absolutamente seguro que no era una gran experta en estructuras de hierro fundido pero dijo algo antes de despedirnos que me dejó perplejo:

-¿Sabes que en Valladolid había otros dos como éste?

-Pues ya no va a quedar ninguno, repliqué.

No podía estar más de acuerdo con esa sabia mujer. Estoy absolutamente seguro que no era una gran experta en estructuras de hierro fundido pero dijo algo antes de despedirnos que me dejó perplejo:  -¿Sabes que en Valladolid había otros dos como éste?  -Pues ya no va a quedar ninguno, repliqué.

Mercado del Val: uno de los tres que había en Valladolid.

Y les comento lo de las estructuras de hierro porque hace no demasiado el amigo José Santos, que de estructuras sabe un montón, desempolvó un artículo de Marisol Camino sobre los tres mercados de Valladolid. Dudo que la señora lo haya leído. Pero algo sabía del tema. Sin duda.

Ante tan concienzudo y docto artículo resultaría un tanto estúpido y pretencioso por mi parte el intentar analizar este edificio que estamos a punto de perder desde el punto de vista constructivo o estructural.

No podía estar más de acuerdo con esa sabia mujer. Estoy absolutamente seguro que no era una gran experta en estructuras de hierro fundido pero dijo algo antes de despedirnos que me dejó perplejo:  -¿Sabes que en Valladolid había otros dos como éste?  -Pues ya no va a quedar ninguno, repliqué.

Estructura de hierro fundido. High technology en su momento.

Si podría tratar de hacerlo desde el punto de vista de la lógica, del concepto de mercado como tal, del poco sentido que tiene hacer un mercado transparente a no ser que no se quiera un mercado sino otra cosa. 

No podía estar más de acuerdo con esa sabia mujer. Estoy absolutamente seguro que no era una gran experta en estructuras de hierro fundido pero dijo algo antes de despedirnos que me dejó perplejo:  -¿Sabes que en Valladolid había otros dos como éste?  -Pues ya no va a quedar ninguno, repliqué.

Quizás es que no se quiere un mercado sino otra cosa.

Podría darles mi opinión sobre el poco acierto que supone una fachada de vidrio sin protección solar al sur si lo que va a haber detrás son puestos con jurelillos que se achicharrarán ante el abrasador sol de Julio, por ejemplo. Podría preguntarme por qué los renders que se han publicado son tan malos por un lado y tan falsos por otro. Preguntarme quién y por qué han destrozado el edificio antes de que se haya adjudicado la obra a ninguna empresa.

¿Quién y por qué ha detrozado el Mercado antes de empezar la obra?

¿Quién y por qué ha detrozado el Mercado antes de empezar la obra?

Podría comentarles que la espacialidad del edificio se irá al carajo si se sustituyen paños de ladrillo por vidrios con pegatinas como apuntaba aquella buena mujer. Podría preguntarme por qué donde antes había lamas que matizaban la luz ahora habrá un estúpido vidrio ramplón sin más. Podría incluso imaginarme el caos que un edificio así lleno de personas supondría a nivel acústico… lamentablemente mucho me temo que sólo es cuestión de tiempo -no demasiado- el que asistamos al espectáculo dantesco de crear un nuevo monstruo de feria arquitectónico en esta ciudad.

Como si la cópula del milenio no fuese suficiente.

Valladolid: marca de la casa. pedro ivan ramos martin luz10

Valladolid, departamento de destrucciones patrimoniales: marca de la casa.

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Los desatinos arquitectónicos contra el patrimonio en esta ciudad son una marca de la casa. Una seña característica desde los locos ’60.

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Un edificio así quizás debería estar protegido contra agresiones de este tipo. Para eso, entre otras cosas, debería estar un colegio de arquitectos. ¿Saben qué ha hecho el Colegio Oficial de Arquitectos a este respecto? lo habitual: nada.

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Les voy a ser sincero: creo que la humanidad va de cabeza a un futuro asqueroso por estúpido y tontorrón. Estamos condenados.

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Cuando hago fotos en blanco y negro, Barricada siempre atruena mi sesera.

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Una entrada y fotografías totalmente carentes de esperanza, otoñales y, seguramente, poco afortunadas de su fiel y seguro servidor © pedro iván ramos martín. Si quieren usar las fotos de la agonía de este edificio, no duden en hacerlo. Tampoco duden en citar su procedencia.

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Compartan luz10. La señora de la bata-abrigo, de haber podido, lo habría hecho sin dudarlo.

10 thoughts on “En blanco y, sobre todo, negro

  1. Parece dificil no estar de acuerdo con los comentarios y poco se puede añadir.
    Efectivamente mi colegio profesional, el de arquitectos, podía decir algo pero no está por la labor.
    Aclarar que detrás de la oposición a la actuación, y al destrozo en los jardines de Poniente, había también arquitectos.
    Y quizás recordar que cuando se iba a derribar el mercado de Portugalete en 1973, la única oposición que recuerdo fue desde la escuela de arquitectura, con artículos en el Norte y una exposición de propuestas de recuperación; con poco éxito.
    Como dice un compañero: «cuando alguien me dice, vosotros los arquitectos, siempre miro detrás mío a ver quién más hay…»
    Detrás de estas operaciones hay arquitectos, desde luego, pero, antes hay comerciantes, economistas, juristas, etc,,, y políticos. No veo, salvo en el último caso, que nadie haga estas generalizaciones tan burdas, ¡con perdón!.
    Recuerdo que en los líos judiciales del ayto. de Valladolid hay un arquitecto, pero varios jurídicos, por ejemplo.
    En todo caso me alegra descubrir este blog y lo seguiré incluso retrospectivamente.
    Un saludo

    • Muchas gracias por el comentario y por leer el blog.
      Nuestro gremio es un tanto peculiar. Por un lado hay cierto corporativismo (en algunos casos muy arraigado) y por otro nos vamos clavando puñaladas a la menor ocasión y en cuanto podemos demostramos nuestra absoluta falta de unión. Seguramente sería muy interesante conocer toda la historia de esta obra y quién está detrás de todo esto ya que me temo que no todo acaba ni empieza en el estudio que ha hecho el proyecto… pero ya sería aventurarse en terrenos que al menos yo desconozco completamente.
      Eso sí, el que quiera y tenga esos conocimientos puede compartirlos que aquí los leeremos con mucho gusto…
      Lo dicho, muchas gracias por leer y comentar.
      Un saludo

  2. El Viernes 14 de Noviembre a las 19:00h en el Centro Cultural Miguel Delibes se presentará el proyecto a cargo de sus arquitectos Llanos-Urdiain, con motivo de la celebración de la IX Bienal AR&PA de Restauración y Gestión del Patrimonio

    Desde las 16:00h está prevista una jornada sobre el Mercado del Val

    mas info en: http://on.fb.me/13z5S9r y en http://www.jcyl.es/arpa

  3. Enhorabuena por el post, Pedro. Las fotos muy atractivas, «as usual», pero espero que cuando empiece la demolición sigas paseándote por allí a retratar el desastre.
    Respecto al contenido, comparto la demoledora sensatez de esa vecina que te asaltó en aquella visita. Y tras escuchar las explicaciones del proyecto al arquitecto en AR&PA lo de los vinilos con rombos es aún más lamentable… de los problemas, sin defenderlo, parece que hay previsto un sistema inteligente de gestión de una lamas móviles que protegerán la nueva fachafa acristalada. Otra cosa es cómo funcionará y, lo más peligroso, cómo quedará, pues al norte no las deberían colocar (por innecesarias), y a este y oeste se estrellarán contra unas lamas fijas sobre basamento de ladrillo que nada tienen que ver… en fin, que pinta mal siento decirlo.

    • Gracias por comentar, Rodrigo.
      Si, la verdad es que me gustaría retratar la decadencia del edificio.
      No pude asistir a la conferencia pero por lo que vais publicando los que sí estuvisteis creo es casi mejor así.
      La verdad es que la señora tenía una lógica tan sencilla y brutal que me sorprende que ni los «industriales» ni el equipo redactor del proyecto, ni patrimonio tengan una visión siquiera cercana a esa sensata mujer.

  4. GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS. Enhorabuena por encontrar tantas y tantas palabras que parecen escasear por todos los lados en esta ciudad. En su momento, cuando desaparecieron los otros dos se podía haber argumentado el desconocimiento, la ignorancia, la falta de valores patrimoniales, estéticos, qué se yo. Pero la historia se repite, las razones no eran esas, las razones son…. la estupidez humana, como siempre. Antes, ahora y siempre, y tiene que venir una señora con carrito a enseñarnos a todos el sentido común. Repito, gracias, de verdad.

    • Gracias a tí por comentar, Óscar.
      En el fondo la calidad de un blog se mide por los comentarios de sus lectores y esta entrada está siendo especialmente generosa en ese sentido.
      Me alegra descubrir la mucha sensibilidad de mucha gente hacia este edificio aunque lamentablemente vaya a tener un final que muchos hubiésemos deseado distinto.

      Espero que sigas pasando por aquí.

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