Al contrario de lo que pudiera parecer tras un paseo por la ciudad del Pisuerga o su inenarrable alfoz, en Valladolid podemos encontrar un puñado de arquitectos comprometidos con esa entelequia llamada Arquitectura (si, con mayúscula).
Bien es cierto que todo parece indicar que los políticos que nos rodean y, presuntamente, gobiernan no deben estar para nada de acuerdo con esta sorprendente y osada afirmación pues se empeñan en traer a arquitectos buenos de verdad como Bofill o deslumbrantes estrellas como Rogers ninguneando el trabajo callado, alejado de fuegos de artificio y conocedor de las características de una zona tan peculiar y hostil – en todos los sentidos- como ésta que estos arquitectos cercanos pero no mediáticos desarrollan contra viento y marea.
Por lo que voy viendo, los primeros posts van a ser una declaración de intenciones sobre el contenido del blog ya que en cada uno surgen varios temas que me gustaría desarrollar un poco más ampliamente. De esta forma es más que probable que de las obras y arquitectos sobre los que hable en esta ocasión, posteriormente surjan otros posts que traten a cada uno en detalle.
Por azares del destino, durante los últimos años he tenido la ocasión de tener relación de una manera u otra con varios de ellos, bien de manera profesional, bien fotografiando sus obras, asistiendo a clases y conferencias, tomando un vino, compartiendo un viaje o todas las anteriores. Cuando tienes contacto con la persona, descubres que el arquitecto se refleja en su obra y viceversa.
Dado que no es la intención de este blog el convertirse en una publicación rosa, dejaré que sean ustedes quienes conozcan en persona a los arquitectos que por aquí aparezcan y se formen su propia opinión personal sobre ellos; por que, para los lectores despistados y ajenos a este mundillo que estén leyendo el blog, he de decir, que serán arquitectos, pero también tienen sentimientos.
Una vez aclarado esto, comenzaremos este paseo por la obra de Gabriel Gallegos, seguramente el arquitecto más respetado por sus semejantes de cuantos nos rodean y, sin duda, el más nórdico de todos ellos.
Su obra abarca todo tipo de edificios, desde pequeñas viviendas unifamiliares, refugios de vacaciones o locales comerciales a grandes equipamientos públicos.
A una mano increíblemente hábil con el dibujo se une una visión arquitectónica que ha conseguido fusionar los aspectos fundamentales de los grandes maestros nórdicos como Aalto o Lewerentz con las enseñanzas de Le Corbusier, Kahn o Barragán y con una naturalidad pasmosa conseguir una arquitectura que parece surgir de lo más profundo de la tradición castellana.
Sus obras están cargadas de detalles que las humanizan y en ellas nada se deja al azar, todo está resuelto y meditado: desde la estructura al último pasamanos.
Desarrollaré en profundidad algunas de sus obras que me han resultado más interesantes como la Biblioteca y salón de actos en Simancas. Otras se pueden ver en mi portfolio.
Con Jesús de los Ojos, www.oaestudio.es , me une la especial relación que se crea entre el maestro y el aprendiz desde que allá por el 2002 me dio clase de Proyectos.
Su obra también resulta especialmente interesante y rica en aspectos teóricos. La meticulosidad con la que se desarrolla cada proyecto da lugar a edificios en los que se puede apreciar la evolución del arquitecto. Durante todos estos años he tenido la oportunidad de fotografiar o visitar viviendas como la de Traspinedo o la Casa J, edificios como el colegio El Peral o el CDO Covaresa o intervenciones como la poliédrica plaza de toros de Traspinedo, el salón de estar, comer y beber Matilda o la tienda Come Sano Come Justo. Actualmente el estudio también se enfoca a temas como el diseño editorial, pero ya lo iremos viendo a lo largo del devenir de este blog.
Jose Manuel Martínez es otro ejemplo de un trabajo serio con un marcado y particular estilo. Sus intervenciones se caracterizan por la limpieza y la sencillez logrando edificios de bellísima pureza. El Centro Cívico de Boecillo, los Viveros de Empresas de Valladolid y Medina del Campo o el desaparecido restaurante Milvinos son muestras de ello. En varios de estos edificios ha colaborado con los arquitectos Félix Caballero e Inés Escudero.
También Roberto Valle, Primitivo González, el estudio ODImasP o Juan Carlos Arnuncio mantienen viva la esperanza de que, al menos en cuestiones arquitectónicas, en Valladolid no está todo perdido.
De todos ellos iremos viendo y desgranando su obra. Espero que este post sirva como presentación de lo que, seguramente, esté por venir en futuras entradas y nos haga darnos cuenta de la calidad de la arquitectura que se produce en este muy castellano rincón de Europa.
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