Sigue haciendo frío (y lo que queda), sigo con el tobillo hecho cisco y distintas autoridades y/o instituciones me siguen tomando por tonto. Nada nuevo bajo el sol. Y en breve, nada nuevo bajo la niebla, que esa es otra, estamos a las puertas de esa emocionante época del año en la que Valladolid se convierte en capital mundial de la niebla donde podremos asistir maravillados, ateridos y lívidos por el frio; tiritando cual castañuela de Lucero Tena al apasionante fenómeno de la cencellada o niebla helada.
Monthly Archives: noviembre 2013
Tardaba en llegar: Le Corbusier LC4
El sábado pasado, poco antes de la hora en la que había quedado a cenar con unos amigos -lo reconozco, arquitectos todos, pero buena gente en el fondo- correteaba yo -muy digno, eso siempre- por Valladolid cuando me torcí un tobillo -el izquierdo, para más señas-.
Powers of ten. The Eames again
Les voy a confesar una cosa: No me gusta la sopa. Nunca me ha gustado y, dado que uno va teniendo una edad, creo que puedo afirmar que nunca me gustará. Me siento un poco como Mafalda. En Valladolid, pero Mafalda al fin y al cabo.
Así empezó todo.
NO.
Ni se cumple ningún aniversario de nada, ni hay un porqué. Hoy voy a empezar a hablarles de los Eames. Y por suerte o por desgracia, es altamente probable que este post sea el primero, pero ni mucho menos el último sobre esta simpática y pizpireta pareja de diseñadores norteamericanos.
BARRIO GIRÓN (II)
¿Saben qué sucede? pues que esto es Valladolid y ya hace frío.
Odio el frío. El frío es estúpido. El frío te cala hasta los huesos y no te puedes deshacer de él. El frío, cuando llega, te acompaña durante meses. El frío hace que duelan las manos al montar en bicicleta. El frío hace tiritar. El frío hace que duelan las orejas. El frío hace que a las más hermosas damas les de por moquear a través de respingonas naricillas. El frío amarga el carácter y el espíritu, te hace ser peor persona y, en ocasiones, un ser humano despreciable.
En Valladolid pasamos muchísimo frío.
Es lo que hay.