Kitty Pryde es una mutante capaz de variar la densidad de su cuerpo a voluntad; lo que le permite atravesar objetos, volverse intangible. Este fenómeno se denominó entrar en fase y no se crean que era moco de pavo: pese a su diminuto cuerpecito, la hija de Chris Claremont y John Byrne fue pareja de Piotr Rasputin, Coloso, el gigante de acero.
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diario de un perro verde (x)
Petricor es como se denomina a ese mágico olor producido por la lluvia al caer sobre el suelo seco. Es mucho más poético llamarlo olor a tierra mojada aunque en ese caso no seríamos lo suficientemente precisos pues cuando llueve sobre mojado no se produce ese dulce olor a paz, a calma y a victoria.
Como en la vida misma, vaya. Estaba siendo una primavera lluviosa.
diario de un perro verde (ix)
Lunes, martes, miércoles, jueves, viernes… Despertarse a las seis de la mañana. Desayunar. Hacer ejercicio. Trabajar. Atender al niño. Trabajar. El cole en casa. Trabajar. Hacer la comida. Quizás volver a hacer algo de ejercicio. Trabajar. Pasear con el niño. Intentar trabajar. Hacer la cena. Leer o intentar leer. Dormir, tal vez soñar.
Read Morediario de un perro verde (viii)
Lorem ipsum dolor sit amet es un texto que se usa de relleno desde hace siglos para maquetar publicaciones y que, en realidad, no significa nada. Parece que sí, pero no es más que un montón de palabras que sólo aparentemente podrían llegar a tener un sentido. Un sentido que algunos, incluso, han intentado encontrar antes de caer en la locura. Simple relleno de nada, enchido de vacío. ¿Y si las cosas, a veces, no son lo que parecen?
Read Morediario de un perro verde (vii)
Hablaba Roy Batt de lo etéreo, de la vida y de momentos que se pierden en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Sé que soy poco original pero siempre me pareció memorable esa analogía, por certera y por lluviosa.
¿Saben? hubo un momento en el que un país entero aplaudía al alimón a las 20:00.
diario de un perro verde (vi)
Está siendo ésta una primavera especialmente lluviosa. Por algún motivo el que llueva es algo que no deja de hechizarme. Desde pequeño cuando pasé incontables días bajo el cielo gris y plomizo de una Galicia que regalaba ese arte con pasmosa frecuencia hasta que llegó la meseta y el secano. Fue entonces cuando la atracción se convirtió en fascinación.
Read Morediario de un perro verde (v)
Viajar es el mejor alimento para el espíritu. Al menos para mi espíritu. Estar en esa permanente tensión ante lo que puede pasar, permanecer fuera del cálido confort de lo que damos por seguro. Descubrir nuevas y fascinantes -o no- maneras de entender el mundo y la vida. Conocer lo desconocido, descubrir la diversidad. Poder estar perdido y saborear el placer de reencontrarme.
¿Se puede viajar estando encerrado?
Read Morediario de un perro verde (iv)
Uno de los mayores dramas a los que se puede enfrentar una persona oriunda del rincón de la Tierra donde se habla el castellano más correcto – Salamanca- es acabar con sus huesos en Valladolid y rodearse de leístas.
No me malinterpreten, pesar de su permanente desencuentro con el complemento de objeto directo algunos son buena gente, pero cuando un padre oye a su hijo decir «traemele» el drama pasa a ser tragedia griega.
diario de un perro verde (iii)
De alguna manera improbable se había terminado el invierno. Los días iban creciendo, el sol empezaba a calentar y la naturaleza se desbocaba en un estallido primaveral al son de los pájaros que hace unos años cantaban nuestra vuelta a casa y ahora lo hacen poco después de que nos levantemos, cuando empieza a clarear.
La vida, señores, no se para.
Diario de un perro verde (ii)
El despertador sonó puntualmente a las 6:36 h y el calendario decía que era lunes.
Maldije breve e intensamente ese momento y recordé cuando mil agujas al rojo atravesaban mi espalda cada día al despertar. Ya no lo hacían. Me reconcilié con la vida y me levanté de la cama sintiéndome un tipo afortunado.
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