Muchos sabrán que la Yamaha RD 350 era conocida como la matapijos. Que el Renault Gordini era el coche de las viudas y que los pijos que no se mataban en moto lo hacían con el Renault 5 copa turbo.
Pero es posible que muchos no conozcan otra máquina infernal ideada por un sanguinario loco demente: el Paternoster.
El Paternoster es un ascensor. Y ahora entenderán por qué o incluyo en la categoría de la RD350, el Gordini o el R5 Copa Turbo.
La primera vez que tuve noticia de este artefacto fue en Helsinki, visitando el Instituto Nacional de Pensiones de Finlandia aunque su autor, el señor Aalto, gustaba de llamarlo Kansaneläkelaitos, que para eso era finés. Antes de entrar un amigo con el que iba y quien había pasado una temporada en la capital finlandesa estudiando a Aalto, entre otros, me dijo «ya verás qué ascensor». Imaginé cualquier cosa menos lo que al final vi.
La señorita que nos iba explicando el edificio (brutal, por cierto) nos dijo que si en Europa se enterasen que usaban este ascensor, echaban a Finlandia, el país donde meten a los recién nacidos en cajas de cartón. Es posible. Aquí tenemos cierta obsesión con la seguridad e higiene en el trabajo para todo tipo de estupideces pero que a la hora de la verdad mucho chaleco reflectante en algunas obras y mucho albañil sin atar en muchas otras -incluso en las mismas-… y de la higiene, mejor no hablar, que hay oficinas que cantan por sí solas… Bien, me dicen por el pinganillo que me estoy yendo por los Cerros de Úbeda.
Damas y caballeros, con todos ustedes, el Paternoster. En concreto el del Kansaneläkelaitos:
Como verán se trata de un juego suicida en el que el ascensor está en permanente movimiento y los aguerridos usuarios, sencillamente, dan un saltito y se meten en la caja, van a su destino y de otro grácil saltito -son finlandeses- se apean del cajón.
Lamentablemente a los visitantes no les dejan usar el Paternoster y los más aventureros tenemos que conformarnos con hacer fotos y esperar a ver cómo algún afortunado funcionario finlandés -afortunado en todos los sentidos, está claro- hace uso de tan inquietante artilugio.
El mecanismo es tan sencillo como poner unas cuantas cajas abiertas en un bucle que hace que unos suban y otros bajen.
La historia de tan singular máquina de matar se remonta al s. XIX, en Inglaterra. Se llamó ascensor cíclico, pero más tarde derivó en su nombre actual por la semejanza entre su funcionamiento y las cuentas de un rosario.
No se si ustedes se lo creerán. Yo no. Evidentemente el nombre viene de que las primeras veces más vale encomendarse a algún poder omnímodo no sea que haya algún problema al dar el saltito.
El caso es que el invento era bueno ya que es un sistema tremendamente efectivo y con una capacidad de carga enorme. Lamentablemente, por un quítenme allá unos cuantos muertos, ya no es posible instalar un paternoster.
En 2013 Hitachi presentó un prototipo moderno de este tipo de ascensores. Si le hace gracia el sonido de un japonés hablando, no se pierda el sigiuente video:
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El edificio del Instituto Nacional de Pensiones posee además un complejo sistema para transportar documentos de un lado a otro. Y es que en Finlandia también hay burocracia.
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Si no quieren que expulsen a Finlandia de Europa, no le cuenten a nadie lo del paternoster. Tengan en cuenta que los rusos andan muy revueltos últimamente.
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Para hacer las fotos que ilustran esta breve entrada el autor, su fiel y seguro servidor, tuvo que irse hasta Helsinki. De modo que tengan empatía y si las quieren usar háganlo, pero citen su procedencia.
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Un texto y fotografías originales de su fiel y seguro servidor © Pedro Iván Ramos Martín
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