A Roma la llaman la Ciudad Eterna pero cualquier superlativo se queda pequeño ante este rincón del mundo construido con travertino, ladrillo y basalto.
La primera vez que puse mis pies en esta ciudad corría el año 1989. Por aquel entonces, quien les escribe era un orondo muchacho de doce años que salía por primera vez allende los Pirineos. Llegamos en la autocaravana de fabricación artesanal y aparcamos a los pies del Campidoglio, probé un trozo de pizza, me retraté con el Colosseo de fondo, me metí en una fuente del Vaticano a coger monedas y poco podía imaginar la trascendental importancia que esta urbe tendría en mi existencia vital.

Roma es pasear por Testaccio
Tardé 15 años en volver y desde entonces lo he hecho en otras seis ocasiones. Nunca suficientes, así que seguiré haciéndolo cuantas veces pueda. Ya les he dicho que viajar es una de mis motivaciones vitales y si es a este lugar, con más razón si cabe.

Roma es beber en sus fuentes
Roma es un torbellino como lo es el Apolo y Dafne de Bernini. Es una ciudad grandiosa y sucia y monumental y desaliñada y formidable y caótica y sublime. Una ciudad como no hay otra, que es como es porque no podría ser de otra manera. Una ciudad que no se acaba nunca por más veces que se visite.

Roma es un torbellino
Una ciudad que resiste como buenamente puede la invasión de los nuevos bárbaros: aquel Quod non fecerunt barbari, fecerunt Barberini que hoy podría cambiarse por un Quod non fecerunt Barberini, fecerunt peregrinatores -si algún erudito me ofrece una traducción de turistas más acertada que ésta, Luz10, departamento de lenguas muertas, se lo agradecerá ad eternum-

Roma es una fuente infestada de turistas
Roma es un capuccino en el Sant’Eustachio y tomar un helado en Da Giolitti, pero también es un pezzo di pizza en la Renella y es beber de sus fuentes.

Roma es un capuccino en Sant’Eustachio
Roma es ponerse en el centro del Pantheon y mirar hacia arriba; es entrar en la Borghese y ver a Bernini; es llegar a la columnata de Sant Pietro callejeando por un lateral, jamás por la grosera Via della Conciliazione; es pasear por los foros y el Palatino y sentir su grandiosidad.

Roma es mirar hacia arriba en el Pantheon
Pero Roma también es perderse por Testaccio; es subir muy arriba y acabar en San Pietro in Montorio; Es llegar al Gianicolo por una escalinata de ladrillo y es ver lo que hizo Nervi en Via Flaminia.

Roma es subir una escalinata de ladrillo
Roma es pasear por Via dei Condotti y es comprar en un Conad. Es Cenar en Da Pancrazio y es pedir una pizza farcita en Baccanale. Es tirar una moneda en la Fontana di Trevi entre empujones y palos selfi y es perderse por el Ghetto. Es entrar en Santa María la Maggiore y es descubrir el atrio de Sant’Onofrio.

Roma es comprar en un Conad
Roma es la Capilla Sixtina y es un graffiti al lado de Campo de’Fiori. Roma son sus pinos del Palatino y es la delicada cortina de partenocissus de Via Giulia. Roma es esplendor y es decadencia.

Roma es un graffiti cerca de Campo de’Fiore
Gracias a Roma todo es como es y es así como debe ser. Gracias a Roma no somos dos, sino uno y con ella, Roma es más Roma.

Con ella Roma es más Roma
Roma es, en definitiva, E T E R N A.
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El autor le está muy agradecido al Imperio porque gracias a él estamos como estamos.
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Esta entrada amalgamada, caótica y que en realidad no dice gran cosa podría ser el prólogo con el que desarrollar decenas de entradas sobre esta ciudad, pero me temo que de momento el tiempo es limitado y esa es una labor colosal.
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El autor ha hecho bastantes locuras en la capital italiana, tanto confesables como inconfesables, para escribir estas letras. Sea una persona agradecida y comparta esta entrada.
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Un texto y unas fotografías, como siempre, originales de su fiel y seguro servidor © pedro iván ramos martín. Si las usan citen autor y procedencia, no me vayan a ser petardos.
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Bonus track:
Cuando leo tus entradas siento la imperiosa necesidad de comentar . Pero me quedo tan impactada, que se me olvida hasta mi nombre. Impactada con todo. La forma de expresarte, tu cultura, tus fotos…
He acabado en este blog por la Muuratsalo y llevo desde las 17:30 sin poder salir.
Creo que necesito ayuda.
Jajajaja, vaya, muchas gracias.
Este comentario entra directo en la galería de honor del blog… aunque espero que no te olvides del todo de tu nombre. Al menos, que no sea permanentemente.
Un saludo y muchas gracias por leer. Tengo demasiado pendiente por escribir pero me falta lo más importante: tiempo.
¡Qué forma tan bonita de expresar a través de la foto y tus palabras lo que te hace sentir Roma!
Saludo.
Vaya, muchas gracias.
La verdad es que es con lo que mejor puedo expresarme, fotos y letras…