Viajar es el mejor alimento para el espíritu. Al menos para mi espíritu. Estar en esa permanente tensión ante lo que puede pasar, permanecer fuera del cálido confort de lo que damos por seguro. Descubrir nuevas y fascinantes -o no- maneras de entender el mundo y la vida. Conocer lo desconocido, descubrir la diversidad. Poder estar perdido y saborear el placer de reencontrarme.
¿Se puede viajar estando encerrado?
Read More