Quizás fotografío cuanto puedo para retener todo aquello que fue y ya no es. Atrapar el tiempo es la magia de la fotografía.
¿Pero qué pasa cuando hay que destruirlo todo y a pesar de ello conservar esa memoria?
Quizás fotografío cuanto puedo para retener todo aquello que fue y ya no es. Atrapar el tiempo es la magia de la fotografía.
¿Pero qué pasa cuando hay que destruirlo todo y a pesar de ello conservar esa memoria?
No es fácil encontrar sitios en los que apenas haya malos recuerdos. O, directamente, que no los haya. Las casas de los abuelos suelen ser uno de esos extraños y acogedores lugares.
Alvar Aalto era un pícaro y un ser pragmático.
Comencemos la entrada sin más preámbulos y abordemos con detalle ambos aspectos.
En Muuratsalo, claro.