Hace un tiempo les contaba en este mismo blog que no me gustaba la sopa y que, por tanto, no la comía. Nunca.
Pues verán, hoy les contaré que me pasa lo mismo con el noble y bello arte del baile. No bailo. Nunca he bailado y ya voy siendo lo suficientemente mayor como para poder decir que no bailaré -muy probablemente- en lo que me queda de vida. Al menos no de manera consciente o sin estar sometido a algún tipo de coacción irresistible…
¿Y por qué les cuento esto? pues por que hoy les voy a hablar de Berlín. Read More