Un elefante se balanceaba sobre la tela de una araña: ¿se han dado ustedes cuenta de lo absurdo de esta frase? claro que mucho más absurdo es cómo sigue la historia: y como veía que no se caía, fue a llamar a otro elefante. La historia a la que no paran de unirse simpáticos proboscidios se repite hasta el infinito o hasta que alguien asesina al cantante.