En el invierno finlandés la noche es larga y alberga horrores. Por eso los pobres muchachos rubios deben hacer las obras en sus carreteras durante el verano y también por eso el límite de velocidad es de 80 kilómetros por hora.
Estas dos circunstancias hacen que los escasos 160 kilómetros que separan Turku de Noormarkku, junto al salvaje número de radares que infestan el recorrido cada 300 metros, puedan ser un calvario de más de 4 horas de coche, retenciones, adelantamientos a camiones cargados con troncos recién cortados Twin Peaks style y mucha desesperación viendo que no íbamos a llegar a la visita que teníamos concertada en la Villa entre las Villas: La Mairea.