Acaba Junio y se desperaza el verano que asolará la planicie mesetaria en la que habito. Por fin hace calor en este extraño, intenso y trepidante 2018 en el que no nos hemos visto las caras por aquí desde el lejano y frío día de reyes.
El tiempo pasa: hacía ya mucho que yo no venía por este bar, cosa que lamento profundamente, por imperdonable.
La última vez que aporreé estas teclas aún olía a turrón y colesterol. Ahora casi huele a Tour: mañana saldré en bici y, con suerte, el calor golpeará sin piedad mi montura de titanio.