El clima es seco, el terreno árido.
Amalgamando esas dos claves se conforma el carácter hosco del habitante de la meseta. Porque eso es así. Porque es lo que hay.
Porque el invierno hiela con un frío que cala hasta lo más profundo de los huesos y el verano asola cualquier brizna que intente brotar.
Son tierras anchas, yermas, devastadas por la soledad. Dominadas por un horizonte que aplana el espíritu.
Si Mad Max hubiera sido hispano, habría quemado octanos en Tierra de Campos.