Soy un ser bastante cabezón y caprichoso y sibarita y exquisito y a veces un poco idiota y a menudo un tanto insoportable y no siempre lógico. Además, por alguna razón, a actos aparentemente triviales que podrían ser perfectamente anodinos me gusta darles un aire de grandiosidad en su humildad. Me gusta sublimar su sencillez, dignificar su esencia, ennoblecer lo baladí.
El ser humano lleva desde el s. XV infusionando café. Hoy les voy a contar la historia de mi cafetera.