Está usted en lo cierto: le he robado el título del post a Le Corbusier. Ni más ni menos, al Corbu, así, por todo lo alto y sin ningún pudor. En Luz10 no nos andamos con chiquitas y bebemos de las fuentes primigenias.
Como les avisé en la entrada anterior va a haber una serie sobre el país del Sol Naciente en la que, más o menos, lo que voy a hacer es contarles lo que me ha parecido el descubrimiento de Japón de la única forma que se pueden descubrir los sitios: estando en ellos.
A Japón, a menos que tenga usted muchísimo tiempo libre y paciencia estoica, se va en avión. En este caso tras una paradiña en Amsterdam la siguiente vez que puse los pies en algo similar a la tierra firme fue en el aeropuerto-isla de Kansai, Osaka: primer destino, Kyoto.