El clima es seco, el terreno árido.
Amalgamando esas dos claves se conforma el carácter hosco del habitante de la meseta. Porque eso es así. Porque es lo que hay.
Porque el invierno hiela con un frío que cala hasta lo más profundo de los huesos y el verano asola cualquier brizna que intente brotar.
Son tierras anchas, yermas, devastadas por la soledad. Dominadas por un horizonte que aplana el espíritu.
Si Mad Max hubiera sido hispano, habría quemado octanos en Tierra de Campos.
Verán, hace muchísimo que no escribo por aquí. El tiempo es algo que escasea y la cabeza la tengo en otros temas mucho más terrenales y mundanos. Ese bálsamo de Fierabrás para la mente que es aporrear teclas y editar fotos lo he arrinconado vilmente y eso es algo que no debería hacer.
volvamos a aporrear de nuevo © luz10.com
También voy arrinconando las relaciones sociales o el montar en bicicleta y entonces, cuando me doy cuenta, pienso que soy un poco más idiota de lo que creía, que ya era bastante. Seguramente también más huraño y misántropo, si cabe.
A veces me cuadriculo yo solo © luz10.com
No obstante a veces se alinean los astros y surgen oportunidades como la de dar un paseo con los otros 3 jinetes del Apocalipsis por ese territorio ignoto y terrible que es Tierra de Campos en su parte vallisoletana y palentina. Aunque ahora estén llegando los primeros calores serios, esta escapada la realizamos cuando el frío empezaba a abandonar la altiplanicie castellana, pero aún hacía mella en las primeras horas del día.
Adéntrense en lo más profundo de Tierra de Campos con © luz10.com
Estos muchachos que verán en algunas de las imágenes que adornan esta entrada además de seres humanos excepcionales SABEN hacer fotos. Tienen sus defectos, claro, el más evidente puede ser que acepten que les acompañe en ciertos eventos sin estar forzados a ello. En general si uno está atento puede aprender a mirar fijándose en lo que ellos se fijan, y aprender a mirar es muy importante para aprender a ver.
Saben hacer fotos, saben mirar, saben que lo saben. © luz10.com
Como además son buenos bebedores de cerveza y gente de amena conversación e intelecto ágil y elevado, compartir tiempo con ellos es algo agradable y bueno y divertido y enriquecedor. Incluso cuando de camino a ninguna parte asaltamos ruinas de lo que en otro momento debió ser una magnífica casa construida en adobe y tapial, como dictan las normas en Tierra de Campos y que ahora se disuelve en el propio terreno para que, al final, no quede rastro de lo que allí hubo. O, quién sabe, a lo sumo, una leve traza que a modo de palimpsesto dejará constancia de lo que allí existió para el ojo avezado que sepa mirar.
quedará la traza © luz10.com
Porque en estas zonas rurales el que tenga ganas de mirar tendrá un filón inagotable. Desde la serena y terrible planicie infinita que marca el paisaje y al paisanaje a lo que podría llamarse auténtica arquitectura sostenible o esa maravillosa metáfora del paso del tiempo que es la auténtica gestión de residuos, porque es que eso es el adobe: bloques de barro y paja cocidos al implacable sol mesetario que una vez han cumplida su misión, simplemente, acuden de nuevo a la llamada de la tierra. Sin contaminar. Sin molestar. Sin mancillar el terreno donde se ubicaban.
La tierra volverá a la tierra © luz10.com
Para el que escribe siempre ha sido fascinante este tipo de construcción. Una construcción que sin engolados y rimbombantes calificativos sencillamente calificaría de inteligente . Casas económicas. Frescas en verano y cálidas en invierno. Seguramente con los huecos abiertos en las zonas donde había que abrir huecos y con gruesos muros en las zonas donde debía haber gruesos muros.
arquitectura inteligente – y respetuosa- © luz10.com
Construcciones que dialogaban con ese paisaje planísimo y ocre-amarillento con un breve suspiro de verdor primaveral. Construcciones que, por su humildad, hacían aún más imponentes los castillos levantados con gruesos e inalterables sillares en lo alto de las ligeras lomas que se elevan un poco por encima del páramo.
horizontal © luz10.com
Hoy en día estos pueblos están siendo asolados por el ladrillo hortera. El cereal se sustituye por descomunales molinos de viento – ¿o son gigantes?- y el futuro se esfuma.
Sin duda, son Gigantes © luz10.com
En muchos lugares el bar del pueblo ha cerrado y se ha sustituido por una triste máquina de vending, muestra inequívoca de la imparable degeneración de la raza humana, de que ya no queda esperanza y de que el mundo se va al carajo irremediablemente.
cerrado por devastación © luz10.com
En el mejor de los casos, ─ románticamente hablando─ estos lugares están siendo abandonados dejando que el lento transcurrir del tiempo los disuelva como azucarillos y vuelvan a formar parte de esa inmensa planicie.
Por texturas no será… © luz10.com
A servidor de ustedes al recorrer esta estepa mesetaria le viene a la mente una banda sonora compuesta y cantada por el gran Kutxi Romero, poeta y alma máter de los Marea. Y algunos se preguntarán el porqué de semejante situación que les cuento sin que, aparentemente, tenga trascendencia alguna.
Pues por cosas como esta:
(…)
lo que les sabe a humo, a mi me sabe a tierra,
y, aunque mis gruñidos los vendí por cuatro perras,
me queda un poco de tinta para emborronar,
y apagar las colillas en todos los recuerdos
que fueron semilla pero ahora son crisantemos
que esperan que, envuelto en madera, los vaya a besar
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Como dijo Leeland Palmer, I’m back.
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Lo sé, es una entrada decadente, pero la práctica lleva a la perfección y yo hacía demasiado que no practicaba. Sean benevolentes con este desdichado.
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En breve habrá noticias en este rincón, no se vayan muy lejos.
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¿Alguien sabe cuando prescribe un allanamiento de morada? es para un amigo
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Saben que esta entrada es una amalgama de texto y fotos originales de © pedro iván ramos martín, un mentecato con cámara y ordenador. Compartan la buena nueva: luz10 sigue existiendo.
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bonus track:
