Yūgen es un concepto relativo a la estética japonesa tradicional. Como todo lo relativo a la estética japonesa tradicional es bastante complicado de traducir, sino imposible. En la Waka, poesía japonesa, se emplea para definir la sutil profundidad de las cosas que pueden ser vagamente referidas en esos poemas. En teatro significa «un profundo y misterioso sentido de la belleza del universo».

Como habrán imaginado, seguimos viajando por Finlandia.

Por muchas razones se podrían establecer semejanzas entre la cultura finlandesa y la japonesa. Lazos que se hunden tanto en el respeto a la tradición; el tratamiento de ciertos materiales como la madera; el respeto por la naturaleza o el meterse en sitios extremadamente calientes, unos en sus saunas y otros en sus onsen. Si, además, consideramos la obra Aaltiana como pura poesía construída -¡qué menos!- podemos apreciar cómo se destila esa profundidad en las cosas en ella referidas. Sutiles simbolismos e interpretaciones de aquello que lleva el autor en lo más profundo de su ser.

Algunas veces son referencias claras y evidentes. Otras sutiles y delicadas. Ambas pueden apreciarse en planos o en los cientos de buenos libros prolijamente adornados con estupendas fotografías que se han editado a mayor gloria del arquitecto finés. Pero en la obra Aaltiana, sobre todo en las intervenciones de pequeña y mediana escala hay algo más. Hay una sensación de esas que no se pueden describir que se percibe al visitar esos edificios. Al pasearlos, al sentirlos, al salir a su exterior, al estar bañado por la misma luz en el mismo instante. Al respirar el aire que contienen. Esas sutiles vivencias personales que solo son posibles en el contacto directo con el edificio.

Hemos dejado atrás la archifamosa Villa Mairea y tras un placentero viaje por carreteras en las que el relajado conductor no tendrá dificultad en imaginarse a una manada de renos cruzando la calzada a semejanza de los rebaños de ovejas castellanas que en verano atraviesan las cuarteadas vías comarcales y nos adentramos en lo más profundo de la región de los Mil Lagos. La carretera bordea muchos de ellos y es fácil encontrar un lugar donde parar y comer un sandwich mirando embobado el despliegue majestuoso que la naturaleza nos brinda. Esa naturaleza que Aalto reinterpreta y hace que articule sus edificios con un lenguaje propio que en mi modesta opinión, no ha sido superado por nadie. La misma que Gallen Kallela inmortalizó también con un inquietante a la par que cautivador toque japonés.

A pesar de que Finlandia es un país eminentemente plano es en esta región donde se elevan unas leves colinas desde las que el paisaje se abre y expande hasta el infinito en esa sucesión verde y azul de lagos entreverados con bosques y viceversa.

Y en medio de todo esto, Saynatsalo, que por su ayuntamiento la conocerán.

Saynatsalo es un pequeño pueblo-isla muy cerca de Jyvaskyla, pero mucho más cerca de Muuratsalo. Lugares que tienen mucho que decir en la historia vital de Alvar Aalto.

En 1949 el arquitecto finlandés estaba devastado por la prematura muerte de Aino. A pesar de ello su propuesta ganó el concurso para construir el complejo que albergaría el nuevo ayuntamiento y una serie de usos auxiliares.

En el diseño, Aalto mezcló aspectos traídos del recuerdo del viaje que realizó a la Toscana con Aino en su luna de miel con otros eminentemente nórdicos creando una de esas ensaladas imposibles y absolutamente geniales que sólo él podía manejar. El lema de aquella propuesta ganadora era Curia. Si usted, habitual lector de este humilde blog, no sabe latín le diré que era el lugar donde las tribus romanas discutían sus asuntos… también significa ayuntamiento.

Tras atravesar el puente que une la isla con la orilla del lago, la carretera serpentea por una ligera colina hasta que entre los troncos espigados de los árboles se adivina una construcción de ladrillo. Son cuatro edificios de dos y tres plantas y que alcanzan una altura máxima de 17 metros.

Probablemente el elemento más característico es el muy mediterráneo patio que se encuentra situado a una altura de una planta sobre la rasante de la calle. Este mecanismo permite que desde fuera el edificio tenga una presencia que en función del ángulo que consideremos puede ser de urbana e, incluso, monumental, mientras que en ese patio elevado se consigue una escala absolutamente doméstica y abarcable.

Es maravilloso ver esos juegos continuos de conciliación de opuestos en la obra Aaltiana. Cómo un mismo edificio puede ser a la vez monumental y doméstico. Un día de estos les hablaré de uno de los mejores edificios que tenemos en la meseta castellana -un lugar diametralmente opuesto a la Región de los Lagos- que también juega continuamente con la escala: la biblioteca y auditorio de Simancas, del muy nórdico Gabriel Gallegos.

El Ayuntamiento de Saynatsalo es en realidad un complejo que incluía además de las oficinas y la sala del consejo, comercios, una biblioteca y unas viviendas.

De hecho, a su humilde servidor una de las cosas que más recordará de su visita a Saynatsalo serán las bragazas finlandesas que ondeaban junto al emblemático edificio colgadas en un humilde tendal. Curiosamente no había más banderas que adornasen la casa consistorial.

Como era de esperar cada pieza está diseñada con mimo. Todo el conjunto está ejecutado con un ladrillo tosco e irregular en el que se aprovecharon también los que presentaban defectos de cocción generando una piel ruda y ajada.

La pequeña biblioteca, ubicada en un prisma exento se separa de los otros tres lados del cuadrado para generar las escaleras de acceso al patio y es una joya que más de 65 años después de su apertura sigue funcionando maravillosamente bien equipada con el mobiliario y la iluminación diseñada por Aalto.

La entrada al edificio del ayuntamiento se hace a través del patio al cual se puede acceder por tres vías: desde la planta superior de la biblioteca; por las escaleras que junto a la pieza de la Sala del Consejo marcan el acceso más monumental y solemne o bien a través de esas escaleras peludas de hierba que se desparraman hacia la naturaleza, por las que no se debe subir y por las que los escasos visitantes japoneses que por allí pululan se empeñan en trepar. Nosotros también, claro.

En esta pequeña plaza elevada y tapizada de césped estamos ante una escala muy contenida en la galería que sirve a las distintas estancias que se contrapone a la monumental de la pieza que alberga la Sala del Consejo, el lugar más importante de todo ayuntamiento que no es sino donde se reúne el pueblo. Recordemos el lema del concurso: Curia.

Basta girar la vista noventa grados para pasar de una escala a otra.

En el interior, como no podía ser de otra forma, todo está diseñado por Aalto: mobiliario, iluminación, carpinterías, pavimento, los pasamanos… todo. To-do.

El mismo esmero se deposita en el tirador de una de las puertas que dan a la galería que en el diseño de la cercha de la gran sala.

El ladrillo empleado en el exterior entra también en el interior, entremezclándose ambos. Especialmente significativo es el acceso a la Sala del Consejo pues ascendemos helicoidalmente a través de un interior que podría ser un exterior cubierto.

Como hemos avanzado, la pieza más noble es esta sala y su diseño responde nítidamente a este cometido simbólico.

Una majestuosa estructura de madera sostiene el techado mientras que una fina celosía de lamas filtra la luz que entra a la estancia donde se reúne el pueblo.

El mobiliario está deliciosamente diseñado e, incluso, contribuye al acondicionamiento acústico con el ranurado que presenta el cual, a su vez, es el patrón que se reitera en pavimentos o cortinas.

No podíamos esperar otra cosa: en la obra de Aalto todo tiene que ver con todo.

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Visitar este tipo de obras es una experiencia epatante. Pero tengan cuidado, solo hay que cruzar un puente para llegar a la isla de Muuratsalo… ¿recuerdan el Síndrome de Stendhal? pues mucho ojo.

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Si planifica el viaje con tiempo, dese un respiro y no visite Saynatsalo, Muuratsalo y Jyvaskyla del tirón en el mismo día o Jyvaskyla le parecerá algo vulgar. Y no lo es.

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Busque una cabaña en las múltiples estaciones de esquí que rodean la zona de Muurame. Por supuesto individual y con sauna. En verano es temporada baja. Si puede resérvela un par o tres días. tenga a mano unas cervezas Karhu fresquitas y ramas de abedul. A la vuelta, agradézcame el consejo.

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Piérdase en un bosque e hínchese de arándanos. Eso, en Finlandia es un derecho de todo hombre (guiño, guiño)

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Luz10 no es un blog con una periodicidad modélica pero haber pasado enero de 2016 sin publicar nada es algo que me avergüenza. Lo siento mucho, me he equivocado. No volverá a suceder.

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Para variar, un texto y unas imágenes originales de su fiel y seguro servidor © pedro iván ramos martín. Recuerden que para usar las fotos deben citar su procedencia, como poco.

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Contra viento y marea el autor desafía a las fuerzas de la naturaleza para llegar a lugares inhóspitos y beber de las fuentes originales para escribir estas sandeces. Ténganlo en cuenta y compartan Luz10 en sus redes sociales, en sus trabajos, en sus círculos más íntimos  y en el vermú dominical.

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