© luz10.com Paimio Pedro iván ramos martín

Sanatorio de Paimio

En 1994 el grupo más auténtico y genial que ha dado el nu metal hispano, Hamlet, publicaba su segundo disco: Sanatorio de Muñecos. Una frenética mezcla de rap metal, rock alternativo y hardcore punk. Su primera pista llevaba por título Irracional.

Unos años antes, en 1929, un joven arquitecto y su señora ganaron el concurso para diseñar un sanatorio antituberculoso en las afueras de Paimio, a un puñado de kilómetros de Turku, Finlandia.

Aino y Alvar Aalto eran de todo menos Irracionales.

Una de las cosas que se pueden hacer en un mes de Agosto es viajar a Finlandia para conocer in situ la obra de ese arquitecto inacabable que es Alvar Aalto.

No es complicado volar hasta Helsinki y una vez allí es una buena idea alquilar un coche para poder recorrer el país escandinavo. En poco más de una hora podrá plantarse ante la primera gran obra del maestro.

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allí, agazapado en el bosque…

nota: tendrán que disculparme pero aunque soy consciente de que Aino tiene un papel crucial en la arquitectura que salía del estudio tiendo a caer en el error de hablar sólo de la parte masculina del mismo. Ustedes, mis fieles, sagaces y comprensivos lectores, deberán perdonar mi reincidencia en este error común.

Como les decía, corría el año 1929 cuando la pareja ganó el concurso para construir un hospital antituberculoso. Y no solo ganaron el concurso sino que con este edificio pusieron a Finlandia en el mapa de la arquitectura moderna. Vamos a dar una vueltecita.

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Entrada a la modernidad

Poco antes de llegar a Turku por la autovía E18 que une esta ciudad con la capital finlandesa deberá tomar la salida 11 y circular brevemente por una típica carretera local hasta que llega al cruce con Alvar Aallontie. Gire a la derecha y adéntrese en un tupido bosque de coníferas altas y delgadas. Al poco llegará al ansiado claro y adivinará los muros blancos y racionalistas del edificio.

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No es de extrañar que estemos en un bosque

Hay visitas guiadas que pueden gestionarse con antelación pero se cobra por grupos y si viaja solo o con poca compañía, sale por un ojo de la cara. Como a Luz10 también han llegado los recortes, optamos por la tradicional opción de entrar y zascandilear hasta ser expulsados por una ruda finlandesa que yo imaginaba ataviada con una cofia y brazos gruesos y amenazadores. Espanjalaiset piti olla.

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Bienvenidos, tuberculosos.

El edificio se halla en lo alto de una ligera colina inmerso en el bosque boreal del que ya hablamos hace tiempo. Y si bien su interior llama poderosamente la atención del bloguero viajero más lo hacía su exterior.

Esta atracción no era casual y ahora les explicaré el porqué. En realidad más que un edificio se trata de un complejo de edificaciones ya que las viviendas de los médicos constituían unas piezas segregadas de lo que podría llamarse propiamente sanatorio. Además con el paso del tiempo surgieron algunas piezas anexas.

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ESAS escaleras…

En el imaginario de todo arquitecto que se precie Paimio trae a la mente dos imágenes: una butaca consistente en una lámina de madera curvada y una esbeltísima pieza de galerías en altura abierta hacia el bosque, hacia el sol, hacia la vida donde los enfermos podían «disfrutar» -entiéndanme, es un decir: tenían tuberculosis en los años 30, no estaban para muchas fiestas- del aire puro y de los preciados rayos del Astro Rey.

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El icono.

Pero Paimio es más. Muchísimo más. Y este humilde juntaletras tenía grabada en la mente una clase de los cursos de doctorado impartida por el profesor Julio Grijalba que llevaba por título Los Tres Muros de Paimio… o algo así, que uno ya va teniendo una edad en la que la memoria a veces flaquea.

Los tres muros.

Uno estaba claro: lo conoce todo el mundo. De hecho, ese muro es el edificio.

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La ortogonalidad.

Faltaban dos.

El otro muro de Paimio es una imponente retícula ortogonal. Una arquitectura adintelada y cartesiana hasta el extremo anclada en un tiempo anterior. Sobria. Blanca.

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Los dos muros y su articulación.

Pero con un leve giro, este muro se pliega y se transoforma en el primero, en el que conocemos todos. Con un leve gesto Aalto entra en la modernidad más absoluta y los repetitivos huecos se convierten en esas galerías longitudinales abiertas que, literalmente, curaban a los enfermos.

En 1963 esas galerías se cerraron y se convirtieron en un interior calefactado toda vez que el hospital iba perdiendo poco a poco su función antituberculosa para convertirse progresivamente en el Hospital de Paimio.

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No es lo mismo, pero puede pasar.

Entonces tenemos un muro recio y cartesiano que con un leve giro se convierte en una oda a la modernidad más deslumbrante, en una imagen icónica de la arquitectura más avanzada de la época.

¿Y el tercer muro?

El tercer muro lo encontramos a las espaldas de este muro sanador.

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El tercer muro.

Un enorme y rotundo lienzo blanco que, como es recurrente en la obra del arquitecto, en verano contrasta y dialoga con el verde del bosque y el azul del cielo… pero que en invierno, se desmaterializa hasta desaparecer mimetizado con la inmensidad nevada.

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Arquitectura y naturaleza

Como decíamos, el edificio es verdaderamente complejo. De hecho es una especie de campo de experimentación y en él se prueban distintas soluciones y mecanismos. Así, encontramos desde huecos tradicionales hasta una auténtica oda corbuseriana a la fenetre longueur de la Villa Stein en Garches.

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ventana corrida muy moderna, oiga.

La tradición y la modernidad conviven en la obra de Aalto y éste comienza a elaborar un lenguaje magistral en el que combina elementos antagónicos con una lucidez sorprendente y unos resultados casi imposibles.

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Por huecos no será.

Pero ya que hemos llegado hasta aquí, no nos vamos a quedar a la puerta. Desde el exterior se adivina alguna sala que está a modo de relicario arquitectónico para saciar el ansia de los frikis que desde todas las partes del mundo peregrinamos a estos pagos tan septentrionales.

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Más huecos

Como les decía no había partida presupuestaria asignada a la visita de este edificio por lo que con más miedo que vergüenza Luz10 se adentró en el hospital para degustar las exquisiteces que aún hoy se pueden apreciar en cada detalle.

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Vamos allá.

Desde el mobiliario a los tiradores de las puertas.

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una de puertas.

Los colores, la sutilidad de la escalera, la maravillosa luz que disfrutan en Finlandia -cuando la tienen, claro- y que se desborda por el interior del edificio.

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Captadores de luz.

Finalmente no apareció la enfermera hiperhormonada y salimos voluntariamente por nuestro propio pie.

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Misión cumplida

Si se dan la suficiente prisa pueden llegar a Turku a una hora decente y visitar la maravillosa capilla de la Resurrección, de Erik W. Briggman. Para ello no deben entretenerse demasiado en Paimio. Quien les escribe si se entretuvo y la Capilla tenía el cerrojo echado.

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Hay que estar más vivos

A pesar de la ligera frustración, en el fondo es bueno dejar cosas pendientes porque eso garantiza que Turku volverá a ser el objetivo de un más que posible futuro viaje.

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El próximo día, entramos…

Quién sabe, quizás es algo que mi subconsciente hace a posta. Y yo lo agradezco.

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Nunca he encontrado ni el cuando ni la razón para que se cargaran el jardín original del sanatorio de Paimio. Si alguno de ustedes tiene información, anímese, ilumínenos y ponga su sabiduría en un comentario.

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Ya de puestos a probar cosas, en Turku pueden alojarse por muy poco dinero en un hostel. Esto no les parecerá nada original. La gracia es que el Bore es un barco anclado en el puerto de la localidad.

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Si son lo suficientemente frikis, también en Turku hay una cervecería más que recomendable que está en un edificio proyectado por Aalto. Sí, se llama Alvar.

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Relacionado con lo anterior. No me gustaría dejar esta vida sin llegar a realizar  mi obra maestra: un bar que se llame Aalto. «—¿Dónde vamos? —Al Bar Aalto»

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Mátenme, sí. Pero compartan esta entrada y en mi lápida pongan que los textos y fotos fueron de su fiel servidor © pedro iván ramos martín y que para usar las fotografías hay que citar su procedencia.

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2 thoughts on “Sanatorio de Paimio

    • Se ha escrito antes, que el edificio-sanatorio se edificó sobre una pequeña elevación del terreno en un paraje solitario y boscoso al sureste de Finlandia. Desde el acceso principal, que está orientado hacia el oeste, hasta la parte más oriental del edificio hay un desnivel de tres metros, en sentido ascendente, que es donde está el ala destinada a solárium. Las curvas de nivel se pueden ver en el plano topográfico del lugar, la orientación es norte sur, en una retícula coincidente con la coordenada “Y”. El contorno del edificio se ha dibujado después de haber planteado en el diseño todas las posibles soluciones o tentativas. Es una forma que se ha superpuesto a las curvas de nivel dibujadas y a la retícula ortogonal que abarca los límites del edificio. Está dibujada a escala 1/1000. La zona en la que se encuentra el desnivel citado, corresponde a la orientada hacia el sureste y dibujada en la parte inferior de la hoja de papel, la que está totalmente horizontal, o paralela al eje “X” es el solarium. La zona de habitaciones de enfermos del Sanatorio tiene una ligera inclinación ascendente hacia el sureste. ARKITEHITOIMISTO. ALVAR AALTO & CO SIGN. 50/96

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