Hoy es viernes. Dentro de un par de semanas acudiré a un rito iniciático que, tanto por iniciático como por la fecha -viernes 13- y como por otra serie de condicionantes que no les desvelaré por pudor podría estar llamado a marcar un antes y un después en mi existencia.

No se apuren, seguramente, como siempre, al final no sucederá nada destacable y todo continuará enmarcado en el tedio habitual.

Y todo esto viene a colación del tema de hoy. No, en realidad no tiene nada que ver, por que hoy lo que toca es un refrito.

Verán, hace unas semanas comenzó la colaboración de este humilde bloguero con el magazine digital Nex Valladolid a través de la serie Nuevas Arquitecturas que en Luz10 podríamos llamar Arquitecturas Cercanas y quedarnos tan anchos.

En el primer artículo le hablaba a los lectores de dicho magazine del CEIP Margarita Salas. Una obra que también tiene algo de iniciático y que debería conocer todo arquitecto y proyecto de arquitecto de la zona: emana arquitectura. Perdón, Arquitectura, con mayúscula. Pueden leer el artículo original aquí.

 

Les decía que es un edificio, en cierta medida, iniciático por que es el lugar donde cientos de diminutas personas tendrán su primer contacto con algo tan importante como la educación. Y eso parece una responsabilidad bastante grande para quien diseña un artefacto así. En cierta medida también es iniciático el autor ya que por suerte he podido ir aprendiendo bastante a lo largo de los últimos 10 años de su manera de hacer y entender la arquitectura.

También ha tenido que ver bastante -de manera indirecta pero necesaria- con mis últimas correrías, pero ese es otro tema que ya les contaré. O no les contaré. En el fondo ya se lo he contado. Repetidas veces. Así soy yo.

Pero hablemos del edificio. Hablemos de hormigón y de madera y de luz y de espacios y de murales y de zinc. Hablemos de arquitectura y de sensibilidad. Hablemos con un lenguaje descarnado, sincero. Hablemos desnudos. Por que así es el Margarita Salas.

Se trata de un centro escolar público situado en Arroyo de la Encomienda. Se trata de una arquitectura tranquila, aparentemente sencilla pero con una tremenda complejidad conceptual.

El edificio tiene la difícil labor de asentarse a los pies de la tremenda mole hotelera que da la bienvenida a quien llega a la ciudad del Pisuerga desde Salamanca, antes incluso que las ‘piruletas’ que nos dicen “hola” en varios idiomas conocidos y alguno desconocido… ya saben, todo muy del gusto de Valladolid. Por otro lado, ha de adaptarse a la ladera donde se asienta y por si esto no fuese suficiente para complicar su implantación, tiene que bregar con la antiarquitectura de la urbanización La Vega en la que se inserta… Es lo que hay

El estudio de Gabriel Gallegos, autor del proyecto (iniciado en 2005 y concluido en su última fase en 2010), se caracteriza por la coherencia de su arquitectura y por la implicación de ésta para ponerse al servicio del usuario lejos de los fuegos artificiales o los discursos engolados y grandilocuentes de otros edificios pretenciosos que esconden tras sus fachadas tan solo mediocridad.

El Margarita Salas es un despliegue de sinceridad. El arquitecto juega con elementos básicos (materiales desnudos como el hormigón, la madera, el zinc, …), con los espacios y con la luz. Así consigue crear ambientes cálidos y acogedores. Se genera una atmósfera agradable que da la bienvenida a sus jóvenes usuarios al mundo de la enseñanza de una manera amable y, a la vez, estimulante… y, aunque parezca una perogrullada decirlo, a una escala adecuada. Y es que las cosas están diseñadas para los niños, como debería hacerse siempre en edificios de este tipo.

Esta filosofía proyectual se condensa en cada detalle del edificio, desde el mural de la entrada a la propia distribución. Desde el manejo de la luz interior a los patios que se van generando escalonados en la ladera. Desde la pieza del gimnasio al cuidadoso diseño de la cerrajería.

Este edificio muestra como la diferencia entre la buena y la mala arquitectura no es cuestión de presupuesto, si no de capacidad, actitud y compromiso del proyectista. El coste por metro cuadrado que la Consejería de Educación destina a cada colegio es el mismo, tanto para arquitecturas sobresalientes como esta como para edificios ramplones, mediocres e, incluso, malos.

Es posible que usted sea arquitecto. Es posible que, por ello, se sienta en una extraña situación entre la ruina, la incomprensión y la apatía.

Quizás deberíamos esforzarnos en hacer ver que los usuarios de este edificio son afortunados por que el arquitecto hizo un -muy- buen trabajo y este amasijo de hormigón, madera y zinc es un artefacto que funciona muy bien para lo que fue diseñado. Quizás deberíamos esforzarnos en demostrar que no levitamos a un palmo sobre el suelo ni que vivimos en un mundo paralelo. Quizás deberíamos hacerle ver al personal que desgracias como los Torres o los Calatravas son parte de ese porcentaje inevitable que las Leyes fundamentales de la Estupidez humana nos indicaban que habría invariablemente en cualquier colectivo o grupo de personas. Quizás deberíamos tratar de explicar cosas complejas con un lenguaje sencillo. Quizás deberíamos pensar en bajarnos menos los pantalones por intentar coger un encargo envenenado y dedicarnos más a dar liebre por gato. Quizás deberemos mirar más a Sota, a Coderch, a Fisac y menos a toda la calaña de estrellitas que tenemos que aguantar publicadas por doquier.

Quizás son cosas mías. No me hagan mucho caso: yo no me tomaría demasiado en serio.

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Si quieren ver una parte del reportaje fotográfico del Margarita Salas, pinchen aquí.

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¿Han escuchado a este tipo?

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¿Han visto este tumblr?, pure inner peace, guys.

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Un texto y unas fotografías originales de su fiel y seguro servidor © Pedro Iván Ramos Martín. Arquitecto: si necesita un fotógrafo de arquitectura, búsquenme aquí.

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