Moka Express

Soy un ser bastante cabezón y caprichoso y sibarita y exquisito y a veces un poco idiota y a menudo un tanto insoportable y no siempre lógico. Además, por alguna razón, a actos aparentemente triviales que podrían ser perfectamente anodinos me gusta darles un aire de grandiosidad en su humildad. Me gusta sublimar su sencillez, dignificar su esencia, ennoblecer lo baladí.

El ser humano lleva desde el s. XV infusionando café. Hoy les voy a contar la historia de mi cafetera.

Como muchos de ustedes sabrán, quien les escribe es un enamorado de Roma en particular y de Italia en general. O viceversa.

Mi, hasta la fecha, penúltimo viaje a la capital italiana data del lejano año 2008. En ese viaje, como es habitual, exprimimos cada minuto, saboreamos cada instante, disfrutamos de cada momento en la ciudad eterna. Y como servidor y su compañera de vida además de adictos a Italia lo son también al café, con mención especial al que elaboran en el Caffé Sant Eustachio, compramos una cafetera italiana. En Italia. En Roma. Una Bialetti, claro. No podía ser de otra forma.

Bialetti Moka Express © pedro ivan ramos martin luz10.com

In Caffé veritas, al Sant Eustachio. Bialetti Moka Express © pedro ivan ramos martin luz10.com

Pero hace más de una década aún teníamos cosas que pulir. Aún no éramos lo suficientemente inteligentes como para haber aprendido que en la sencillez está la virtud y que en la esencia de las cosas es donde se halla el secreto de la vida. Así que compramos una estúpida Bialetti para hacer Cappucino. La Mukka Express , una edición especial  de 2006 que hacía referencia a una vaca, parecía hinchada como una vaca y estaba pintada como una vaca. Cosas de jóvenes.

Bialetti Moka Express © pedro ivan ramos martin luz10.com

viejóvenes vs jóvenes. Moka vs Mukka.  Bialetti Moka Express © pedro ivan ramos martin luz10.com

En ese momento, en ese preciso instante al lado de Campo de Fiori, la que con el paso de los años acabaría siendo mi señora y madre de mi descendencia y este humilde escribiente se confabularon para prometerse a sí mismos y con Roma de testigo que sólo comprarían cafeteras en Italia. Era un pacto sacrosanto e inquebrantable entre dos espíritus llamados a compartir el resto de sus vidas haciendo esta clase de sandeces.

Les diré que la Mukka express es una boñiga de cafetera. Hacer cappuccino con ella es un ejercicio de soberana idiotez. No tardamos en darnos cuenta de ello por lo que decidimos que NECESITÁBAMOS  la famosa Moka Exress. No nos alarmó en exceso pues entre el año 2004 y el año 2008 quien les escribe hizo 5 viajes a la ciudad-fetiche así que no tardaríamos en volver para comprar el preciado objeto.

Bialetti Moka Express © pedro ivan ramos martin luz10.com

Elija su tamaño ideal y disfrute. Bialetti Moka Express © pedro ivan ramos martin luz10.com

O sí. Lo que en 2008 no sabíamos es que tardaríamos una década en volver a Roma. Diez largos años en los que no pasaba un solo día sin anhelar un café hecho en esa maravilla del diseño. Una pieza que podíamos adquirir perfectamente en un par de clicks o en un tranquilo paseo por la ciudad donde vivimos.

Pero no. Habíamos dicho que sólo compraríamos cafeteras en Italia y eso no es un compromiso baladí que se pueda romper así como así.

Entre los últimos días de 2017 y los primeros de 2018 volvimos a Italia, a Roma, naturalmente. La excusa era hacer unas fotos, lo previsto era pasar una Nochevieja memorable y el objetivo secreto era llegar a la romanísima  flagship store de Bialetti de Largo Chigi con un billete de 50 euros y comprar de una vez la jodida Moka Express. De aluminio. Sin nada más. Sin colores. Sin formas de vaca. Sin extravagancias.

Victoria se escribe con B de Bialetti. Bialetti Moka Express © pedro ivan ramos martin luz10.com

Lo conseguimos. El día 2 de enero poco antes de las 19:00 CET alcanzamos la felicidad, logramos nuestro objetivo. Seguíamos siendo jóvenes, seguíamos siendo indómitos. Nos sentíamos inmortales. Éramos eternos. Y además teníamos la puñetera cafetera.

Ustedes pensarán a tenor de lo leído que soy un apasionado cafetero que disfruta el sabor inconfundible del Kopi Luak y distingue cada nota de sabor, cada pequeño matiz gracias a mi entrenado y muy refinado paladar .

Pues no. La verdad es que soy un pésimo catador. Soy tremendamente torpe a la hora de identificar y diferenciar sabores. Pero el proceso, ¡ay, el proceso!. Soy un apasionado de los procesos. De comprender el porqué de las cosas, de maravillarme por cómo funciona aquello que dan sentido a la vida, como la famosísima cafetera italiana.

Bialetti Moka Express © pedro ivan ramos martin luz10.com

Teníamos un objetivo y lo logramos. Bialetti Moka Express © pedro ivan ramos martin luz10.com

Verán, la historia de este chisme se remonta al año 1933. En ese preciso momento de la historia cuando Italia estaba sumida en una tremenda crisis la Humanidad dio un gran paso. En particular lo dio Don Alfonso Bialetti, un señor con bigote que se dedicaba a la manufactura del aluminio y que tuvo una visión preclara: conseguir que en un país enamorado del café en cada hogar se pudiera conseguir un espresso como en los bares.

Dicho así puede parecer fácil, el caffé espresso se consigue al hacer pasar vapor de agua con presión a través del grano molido mediante mecanismos hidráulicos y térmicos en grandes máquinas que consiguen esa presión. A diferencia del café obtenido por goteo o por infusión, el que no se impregne en el agua y el paso fugaz del vapor le dan un cuerpo y un aroma mucho más intenso. Hacer eso en casa, en un país en crisis, en los albores de los años 30 lo que parecía una idea sencilla era, cuando menos, complicado.

Bialetti Moka Express © pedro ivan ramos martin luz10.com

Problema resuelto. Bialetti Moka Express © pedro ivan ramos martin luz10.com

Pero hete aquí que don Alfonso se sacó de la chistera una cafetera hecha de aluminio formada por un cuerpo inferior con una pequeña válvula, un portacafé, un filtro, un cuerpo superior y una tapadera con la guinda de dos piececitas de baquelita: una que hacía de asa y una que hacía de pitorrito-para-abrir-la-tapa. Aunque en realidad debería ser para cerrarla, pues el café ha de prepararse con la tapa levantada.

En el cuerpo inferior se deposita el agua -hasta el nivel de la válvula- y en el portacafé, el café. Éste tiene forma de embudo y un pequeño tubo que baja hasta el depósito.

Bialetti Moka Express © pedro ivan ramos martin luz10.com

Poner el café en el portacafé. Bialetti Moka Express © pedro ivan ramos martin luz10.com

Una vez puesta al fuego, el agua llegada a 100º se convierte en vapor que pasa a través del café, impregnándose de su esencia, sube por el conducto del cuerpo superior y una vez llega a la parte más alta se condensa de nuevo y cae en el deposito dejando un aroma único que no tiene parangón. Cuando salen las primeras burbujas es hora de retirar la Moka del fuego, remover con una cucharilla, cerrar la tapa y servir.

Bialetti Moka Express © pedro ivan ramos martin luz10.com

En este caso: NO baje la tapa. Bialetti Moka Express © pedro ivan ramos martin luz10.com

En su sencillez radica su belleza.

Lo maravilloso del asunto es que en una cosa tan absolutamente minimalista, la cantidad de matices que se pueden conseguir es infinita. Lo mismo sucede con la tortilla de patatas -aunque eso requerirá un post entero- . Que si el café más o menos tostado, más o menos fino, más o menos compactado -¡necio!, nunca hay que compactarlo-, el agua, su temperatura, el nivel de fuego…

Bialetti Moka Express © pedro ivan ramos martin luz10.com

Y esto, niños, es la MAGIA. Bialetti Moka Express © pedro ivan ramos martin luz10.com

Según un estudio del año 2010, en su época de máximo esplendor 9 de cada 10 hogares italianos tenían una genuína Moka Express, y pocos me parecen. Posiblemente hoy la proporción sea bastante parecida, pero la Bialetti tiene un problema: no se rompe. Y si se rompe alguna de sus escasas piezas hay repuestos y es fácilmente reparable. Y eso hace que se vendan menos cafeteras de las que deberían venderse. Y eso hace que Bialetti se muera. Y eso hace que el mundo sea un lugar un poco peor.

Bialetti Moka Express © pedro ivan ramos martin luz10.com

Fine. Momento de apagar el fuego. Bialetti Moka Express © pedro ivan ramos martin luz10.com

El grupo empresarial al que pertenece Bialetti arrastra una deuda que es dificilmente abordable. Desde el año 98 continuas fusiones y absorciones han creado un conglomerado gigantesco cuya viabilidad se antoja complicada. La empresa está en una situación insoportable  y sin solución de continuidad: el s XXI le ha sentado mal a este icono.

Pienso que la Moka no desaparecerá. Alguien comprará el diseño y el logo de l’omino con i baffi y pondrá un precio estratosférico a esta pequeña maravilla de la sencillez y el diseño. Y se pondrá de moda. Y todos los modernos harán café en su Moka. Y las sacarán de colores y forradas de swarovski. Y la tendrá un youtuber. Y matarán su alma. Pero no desaparecerá.

Por si acaso en mi próximo viaje a Roma seguiré haciendo acopio porque a pesar de lo que pueda decir la pesadísima Marie Kondo, la felicidad sí puede estar en (algunos) objetos.

Bialetti Moka Express © pedro ivan ramos martin luz10.com

Disfrute. Bialetti Moka Express © pedro ivan ramos martin luz10.com

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Disfruten del café, preferiblemente en (buena) compañía. Especialmente si viajan a Italia o a Portugal.

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Uno de mis mayores logros como ser humano ha sido aprender a tomar el café sin azúcar. Ahí lo dejo.

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No se le ocurra lavar con jabón y un insolente estropajo una Moka. Agua caliente, cariño y nada más.

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Cuanto mejor sea el agua, mejor será el café. No apelmace el grano molido y realice el proceso con la tapa levantada.

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El autor del presente escrito ha destilado su amor por los cachivaches a lo largo de décadas. Ha viajado a Roma para comprar una cafetera y ha juntado estas letras para contarles algo que quizás no les interese demasiado. Apiádense de su cafetera alma y compartan esta entrada. El espíritu de Juan Valdez sonreirá desde el más allá.

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Fotos y texto originales de su seguro servidor, éste, que lo es © pedro iván ramos martín. Pueden usarlas si les surge tan perentória necesidad, pero citen autor y procedencia.

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Bonus track:

 

4 thoughts on “Moka Express

  1. Es genial la entrada (y tu blog en general), pero realmente la moka no funciona así. Lo que sube por el pitorrito es agua hirviendo empujada por el vapor que se genera en la parte inferior. Cuando introduces el filtro en la parte de abajo el pitorro penetra en el agua, formándose un sello entre la parte superior del filtro y el nivel del agua. Es ahí donde se genera el vapor. Como consecuencia de la vaporización del agua la presión en esa parte aumenta y eso es lo que empuja el agua hirviendo (a una temperatura mayor de 100 degC porque la presión (generada en última instancia por la resistencia que ejerce el café molido) es mayor de 1 atm) a través del café.

    De hecho, una vez que el nivel del agua baja lo suficiente como para perder el sello en el pitorrito, es cuando el vapor sube y hace el ruido tan característico que anuncia que el café ya está listo, por eso al final siempre queda un pequeño nivel de líquido en la parte inferior, a no ser que te olvides la cafetera al fuego :p

    Un saludo.

  2. Solo hay un error técnico, no sube el vapor por el cono del embudo, sube el agua empujada por la «presión de vapor» del líquido, el agua en este caso de la cafetera.
    Si pasara el vapor no seria necesario el embudo porqué pasaría directamente por el filtro del porta-café. Por eso está en la parte más baja del depósito de agua para que el vapor pueda empujarla toda.
    https://twitter.com/LoremIp99381306/status/1273673654782607360?s=08
    En este video se puede apreciar perfectamente el efecto que comento.
    Por lo demás tu artículo és magnifico. Saludi buen café

    • Vaya, pues muchas gracias por la explicación.
      Es estupendo poder aprender cosas a través de los comentarios del blog.

      Un saludo.

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