Chinaski

Los caminos del Señor son inexcrutables.

Si, vale,  pero más inexcrutable es lo que a mi me lleva a escribir un post. Curiosidades de la vida.

Verán, he de confesarles que el primer libro de verdad que leí de manera voluntaria cuando era un inocente infante fue La Máquina de Follar  de Charles Bukowski. Antes había sido obligado en el colegio a leer cosas como Alicia en el País de las Maravillas, Las Leyendas de Bécquer , El Lazarillo de Tormes, Os vellos non deben namorarse de Castelao o el Follas Novas de Rosalía. Que están muy bien, pero en ellos no sale Chinaski.

Chinaski, Hank Chinaski, es un personaje miserable, alcohólico, mujeriego, que se odia a sí mismo y al género humano en general. Chinaski es el protagonista de la mayor parte de las novelas y relatos de Bukowski.

Chinaski es Bukowski.

Y Bukowski es, de largo, mi escritor favorito.

Como les decía, por una casualidad tonta me volví a tropezar con Chinaski (en realidad uno nunca ha dejado de releer a Heinrich Karl Bukowski) y recordé una magnífica fotografía del escritor perteneciente a una serie en la que diferentes personalidades se sentaban en distintas sillas.

En 1987 Rolf Fehlbaum, el puto amo de Vitra (o CEO como se dice ahora) le encargó al fotógrafo suizo Christian Coigny un reportaje que consistía en fotografiar a ciertas personalidades de manera amable e informal sobre sillas Vitra. En los anuncios tan solo aparecería el nombre del retratado, su actividad y el modelo de silla sobre el que se sentaba y su diseñador. Al proyecto se le dio el nombre de Vitra Personalities.

© Christian Coigny

© Christian Coigny

 

© Christian Coigny luz10

© Christian Coigny

10 años después, en 1997, Fehlbaum dio por finalizada la serie y se editó un libro con todas las fotografías.

© Christian Coigny

© Christian Coigny

El resultado es magnífico tanto por la calidad de las imágenes como por el concepto ya que cada persona reflejaba su personalidad a través de su pose, su actitud y la silla elegida.

© Christian Coigny

© Christian Coigny

Y Buk no era menos.

hank

© Christian Coigny

Por otro lado, ahora hace 10 años – es vertiginoso ver cómo corre el tiempo desde el día que uno se cree liberado al entregar su Proyecto Fin de Carrera- y sin saber nada ni de mobiliario, ni de quién demonios era Rolf Fehlbaum ni mucho menos qué era eso de Vitra salvo que tenía una nave proyectada por Siza, servidor de ustedes junto con su maestro en cuestiones de elegancia -y otras- e insustituible compañero de viaje pergeñamos la Orla 2K4.

Y lo hicimos por que las orlas nos parecían y nos parecen una cosa horrible. Y bastante hortera, por cierto.

En ella nos fotografiamos una serie imposible de personalidades tan dispares como únicas. Eramos nosotros el año en el que, al final, todo iba a cambiar.

El concepto era sencillo: de un lado mi Nikon FM3A con el 50 mm sobre un trípode cargada con T-Max 100 -conmigo detrás, claro-. Enfrente un fondo negro y un taburete prestado. Cada uno nos pondríamos como nos diera la gana, se trataba de retratarnos a nosotros mismos, no una apariencia, una pose hierática o un estúpido disfraz.

Esa Orla está a punto de cumplir 10 años y durante estos 10 años siempre la he tenido al lado.

Desde que se hizo las cosas han cambiado. Alguno nos ha dejado para siempre aunque el espíritu pantagruélico de la fiesta de la arena y el suyo mismo  nos acompañará toda la vida. Otros han desaparecido en el limbo. Hay quien ha emigrado poniendo un océano de por medio y el resto se han desperdigado por este país nuestro de pandereta.

Algunos, los menos, resistimos en este arisco lugar de adopción que es Valladolid.

Unos cuantos se han casado; otros, además, tienen prole y otros tenemos un perro. Hablábamos de repetir la Orla en este 2014. Yo creo que sería grandioso pues posiblemente somos como somos por que compartimos esos años con quienes los compartimos… y por que los vivimos como los vivimos.

Además, aún derrochamos una juventud insultante.

Damas y caballeros, estos somos nosotros hace 10 años:

Mitica Orla 2K4

Mitica Orla 2K4

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Si no han leído a Bukowski, se lo recomiendo vivamente.

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El próximo día les hablo de una silla. De verdad. O de un florero, depende.

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Hoy en día esta orla me sigue pareciendo una de las mejores cosas que he hecho.

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Un texto y una orla originales de su fiel y seguro servidor © Pedro Iván Ramos Martín

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Guarden este post en su corazon y compártanlo con sus amigos.

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